Todos sabemos que la alegría es un estado de animo pero también es una virtud que se aprende, un estilo de vida.

Hay una diferencia evidente entre «ponerse alegre» «estar alegre» o «ser alegre». Vamos a trabajar en familia esta última, «ser alegre». Hay gente que lo es por naturaleza, pero los demás podemos conseguirlo, si queremos, día a día.

Y es que enseñar a nuestros hijos a ser alegres será una buenísima herramienta que les ayudará en los momentos más difíciles de su vida.

Cómo trabajar la alegría con los niños y en familia

SÉ UN EJEMPLO. La alegría se contagia. Sé ejemplo de alegría. Incluso en los momento difíciles que tus hijos vean que sacas el buen humor de la manga y le das la vuelta a la situación.

ALÉGRATE CON SU ALEGRÍA. Dale importancia a sus momentos de alegría. Celebradlos juntos. Celebrad, aunque sea de forma sencilla (p. ej. con una pizza), una buena nota en un examen que haya sacado con esfuerzo, un nuevo amigo, o cualquier cosa que les haya provocado alegría.

GENERA UN BUEN AMBIENTE. En un ambiente de reproche continuo es difícil que crezca la alegría.

A veces somos más propensos a pillar malos momentos en familia: discusiones, malas contestaciones, malos modos, … mientras que los buenos gestos pasan más desapercibidos.

Crea un buen ambiente en casa y esta se llenará de alegría.

AYÚDALES A BUSCAR LA ALEGRÍA. La alegría es prima hermana del optimismo. Si le enseñamos a ver el lado bueno de las cosas en vez de quedarnos solo en los problemas le ayudaremos a ser un poco más alegres. Ayúdales a buscar soluciones los problemas, a ver que no todo es tan tremendo.

Habla con ellos todas las noches antes de dormir y preguntaros entre vosotros ¿qué es lo que más te ha gustado en el día de hoy? Os prometo dos cosas: Verás que ellos eligen cosas que tú pasaste por alto y siempre, por muy malo que haya sido el día, habrá algo bueno que rescatar.

BIENVENIDO EL SENTIDO DEL HUMOR.  Pongámosle humor a la vida. En los momentos más tontos o incluso cuando estamos todos en tensión, el sentido del humor nos aportará mucho.

Hablemos de cosas graciosas en la hora de la comida y compartamos un buen momento en familia.

SONRÍE A LA VIDA. No hace falta que vayas por la vida con una sonrisa falsa. Eso no a va ayudar mucho.

Simplemente tienes que ser consciente de todas las cosas buenas que posees. Verás como tienes muchos más motivos para ir sonriendo por la calle que con cara de enfadado.

Sonríe a menudo. Verás como los demás te devolverán la sonrisa.