Empatía, para mí unas de las virtudes más difíciles de trabajar y de enseñar. Está muy relacionada con la madurez de cada niño, por eso a veces es tan complicada.

La empatía es una virtud muy necesaria en la sociedad de hoy en día. Unos de los puntos clave para ser feliz es tener una buena relación con nuestros pares.

Para los adultos es muy importante poder socializar el fin de semana o después del trabajo. Para los niños es igual de importante tener un grupito de amigos en el parque o el cole. Pero además, desde pequeños, en la escuela hasta ya de mayores en el trabajo nos vamos a encontrar con situaciones en las que tengamos que trabajar en equipo. Por eso ser capaces de ponernos en la piel de otros es tan importante.

A un niño que no sea empático seguramente le costará más integrarse en un grupo de amigos porque no tendrá en cuenta los sentimientos de los demás. Esto podría hacer que tenga una actitud más egoísta. 

Pensar en los demás es un acto de generosidad. Esto es verdad hasta el punto en el que el propio individuo deja de considerarse el «centro del mundo» y se da cuenta de que «es feliz» viendo a otros ser felices. También interviene con delicadeza y de forma no invasiva cuando otros están tristes.

Es sobre los 4 años (más o menos) cuando un niño empieza a tener más empatía. Empiezan, pero como ya he dicho eso depende de cada niño y su madurez. El proceso durará muchos años.

Cómo trabajar la empatía con los niños

Es bueno trabajar con ellos esta virtud para que se vayan familiarizando con ella de varias maneras:

Enséñales sobre los sentimientos. Cuando son pequeños o en la adolescencia tienen un lío de sentimientos. No saben qué están sintiendo o qué hacer con ellos.  

Hay varios libros que pueden ayudarles a poner nombre a esos sentimientos: De esta manera es más fácil trabajarlos. 

El monstruo de colores  El emocionómetro del inspector Drilo , y el libro de actividades Mis emociones (juego y me conozco) son libros que os pueden ayudar en casa a hablar de los sentimientos.

Habla de sentimientos con ellos cuando, por ejemplo, pega a su amigo porque le ha quitado el juguete que le regaló el abuelo. Habla con él y ayúdale a identificar el sentimiento. Ha pegado a su amigo porque se ha enfadado, aprecia mucho el juguete que le regaló el abuelo y … fruto de ese enfado (al no controlarse) ha pegado a su mejor amigo.

El enfado es un sentimiento perfectamente válido. Pero hay que enseñar que dañar a otra persona no es aceptable. Igual que él estaba enfadado, ahora su amigo está dolido…. Podemos recordarle aquella vez que él se hizo daño para que entienda cómo se siente su amigo.

Detrás de un «mal comportamiento» hay siempre un lío de sentimientos. Tranquilízale, localizar el sentimiento que le ha llevado a hacer eso y buscar cómo solucionarlo. 

También podéis hablar en casa de cómo se siente la gente … ¿Cómo crees que se siente la vecina que está sola en Navidad? ¿Qué podemos hacer nosotros? ¿Cómo se sentirá el niño nuevo que no conoce a nadie en clase? ¿y si le invitamos a jugar a casa?

Eres su ejemplo ¿Qué haces tú cuando te has enfadado porque han tirado la leche al suelo y la casa estaba recién limpia? Pues, muy probablemente se te escape un grito.

Lo mejor hubiera sido no gritar, pero no somos perfectos, así que, es un buen momento para explicarles que estabas muy triste y cansada. Les puedes decir que te ha costado mucho limpiar y ahora ellos tienen que echarte una mano.

Tú como adulto también tienes sentimientos. Ese momento cuando te hablan mal porque están enfadados y te dicen que eres «la peor madre del mundo». Está claro que está en medio de un maremagno emocional y que cuando se tranquilice volverá a decir que te quiere muchísimo (ya lo sabías). Entonces es bueno decirle que tú también tienes sentimientos y que te ha puesto muy triste sus palabras.

No juzgues ni reproches. A veces no nos damos cuenta pero muchas veces apostillamos sus pequeños errores. Han hecho algo mal, se les enseña cómo tienen que hacerlo y punto. Sin más. Sin un «jolín, otra vez…»

Escucha activa. Esto es bastante difícil porque siempre tenemos mil cosas en la cabeza. Pero tienes que intentar escuchar lo que les ha pasado en el cole, qué les ha puesto triste o feliz, y si ha tenido alguna aventura con sus amigos. Es importante hacerlo mientras no hacemos nada mas que prestarles atención (mirar el móvil, por ejemplo). Y también es importante dejarles hablar completamente antes de empezar a tomar acciones. Esto puede ser incluso más difícil. Generalmente tendremos a actuar cuando ya creemos que tenemos información suficiente..

Je je. Pues ya tenemos trabajo para trabajar la empatía en familia ¿verdad?