Fui madre por primera vez hace ya 10 años. Por aquel entonces empezaba a utilizarse Facebook, pero no tan masivamente como ahora, claro.

Yo lo conocí por medio de una amiga casi por casualidad y desde ese momento empecé a hacer mi vida pública. Eso sí, poco a poco. Alguna fotito de vez en cuando, alguna búsqueda de amigos de la infancia y poco más. Imagino que a muchas de vosotras os pasó algo parecido.

Pero Facebook pasó a ser una herramienta informativa (lo cual agradezco mucho) y más recientemente le ha pasado el relevo a Instagram como aplicación para exponer nuestras VIDAS IDEALES.

Y digo VIDAS IDEALES, con mayúsculas, porque eso es lo que normalmente publicamos en estas redes sociales. Parece una competencia para ver quien sube la foto que trasmite el estilo de vida más ideal.

Y justo eso, ver vidas de familias ideales era lo que menos necesitaba ver cuando estaba recién parida de mi primera hija. Intentado volver a llegar a todo como lo hacía antes de tener a la peque. Por mucho que me organizara, mi vida era todo menos ideal. Muchas veces salía de casa con la niña monísima y yo a medio peinar, con cara de sueño y aún con la ropa de pre mamá (que era la única que me cabía). Estaba yo para publicar una foto mía en las redes sociales.

Ahora te metes en Instagram y ves las fotos de las recién paridas con sus bebés en brazos enseñando la tripa post parto. Tripas por decir algo, porque están casi más delgadas que antes de quedarse embarazadas. Os puedo asegurar que eso no ayuda a las demás madres mortales.

La vida en fotos de Instagram no es la vida real ¿O sí?

Llenamos de fotos nuestras redes sociales, yo la primera, y alardeamos así de vida. Como si tuviéramos que justificarla ante alguien. Pero no cualquier foto sirve.

Hace diez años empezamos a compartir nuestra vida con las fotos improvisadas de nuestros móviles que estaban de aquella manera. En la actualidad parece que al instalarte Instagram te dan un curso rápido de fotografía o algo así. ¡#MadreDelAmorHermoso que nivelazo de fotos!

Y es que no cualquier foto sirve para transmitir nuestro estilo de vida. Un buen encuadre, buena luz, y que salgamos monos. Y si no nos convence, ponemos algunos filtros y listo.

Hay fotografías tan perfectas publicadas que te preguntas si llevaban un fotógrafo profesional al lado para hacer la foto.

Seguro que habreis visto esas fotos. Son las que están toda la familia ideal, ni siguiera mirando a la cámara. Mirando al infinito, con un paisaje de fondo precioso y, lo más asombroso, nadie sale mal. Y me pregunto, ¿Quién les ha hecho la foto?

A veces le pido a alguien que nos saque una foto a toda la familia, para poder salir los 5. Con suerte (si descartamos las que están mirando para Cuenca, las mal enfocadas y las que no salimos decentes) puede que salve una de la ráfaga de fotos que alguien me ha hecho. Un desastre.

Con las redes sociales la vida normal no es suficiente

¿Os habéis parado a pensar lo difícil que es vivir hoy en día con las redes sociales?

Nos comparamos con la embarazada que publicando sus fotos ideales de como crece su barriga cada semana, mientras tu no tienes ganas de salir de casa con tanta nausea. Nos comparamos con las mujeres que llevan las últimas tendencias mientras nosotras aún llevamos la ropa de hace 2 temporadas.

Pero esa no es la vida real. Así que, que no traten de decirnos que lo es.

Necesitamos influencers reales

Por suerte entre todo este mundo de perfección encontramos perfiles de mujeres que publican su vida tal y como es #ConCeroGlamur y nos dan una píldora de realidad o una cachetada bien fuerte para ponernos los pies en la tierra. Y vaya si se agradece.

https://www.instagram.com/p/BjxnQF_hDfF/?taken-by=heltenkeltfi

SOFÍA LINDFORS, por ejemplo, una modelo sueca que desde su cuenta en Instagram @heltenkelfi nos muestra fotos de día a día. Con sus momentos de lactancia, de intentos de dormir por la noche sin éxito y su cuerpo de modelo con los estragos de la maternidad. También llamadas estrías, je je.

Como muestra, la podéis ver en la portada de junio de la revista ‘Mamá’ acompañada de sus hijas, luciendo bikini y sin complejos.

Gracias Sofía. Llega el verano y soy de las que aún está acomplejada por su barriga postparto cuando hace ya 3 años que di a luz a mi hija.

Por otro lado tenemos a la gran LUCÍA BE que tiene una cuenta en Ig personal @mrsluciabe donde aparece tal y como es ella. Con sus pupas en el labio por los nervios, sus uñas a medio hacer y sus momentos «me siento una pringaílla» en los que no hay por donde cogerte para sacarte partido. Como tantas veces me he sentido yo, que ni siquiera publico mis fotos en Instagram porque no hay manera de elegir una decente.

https://www.instagram.com/p/Bgo5lUdBfOn/?taken-by=mrsluciabe

Aunque sólo tenéis que ver sus stories para ver que es tan bonita por dentro y tan real que brilla por si sola sin necesidad de filtros.

Por último tenemos a LAURA BAENA, la foto de su culete en el intagran de malas madres y su eslogan #BellezaSinFiltro. Todo un ejemplo madre real que le dio la vuelta a la tortilla cuando en un momento determinado no pudo compaginar su trabajo y la maternidad. Creó el club de las malas madres para revindicar el papel de la mujer y madre en el mundo laboral. Pero también su cuenta es un ventana abierta para enseñar la maternidad con realismo y te planta una foto de ella misma, de espaldas en bañador. ¡Olé! yo a día de hoy no soy capaz de hacerme esta foto y que lo vean mis 400 seguidores en Instagram (ella tiene 185mil).

https://www.instagram.com/p/BnBCeEXHnRs/?taken-by=malasmadres

Barrigas fofas, pelufo y culetes que se salen del bañador. Fotos tan reales como la vida misma de madres tan perfectamente imperfectas como tú.