R E S P E T O
La virtud que no solo que queremos enseñar a nuestros hijos, si no que exigimos que nos tengan a nosotros siempre, como padres.
Seguro que has escuchado más de un padre la nueva moda de «educar en el respeto». Pues no es una moda, es una de las bases para criar a niños respetuosos.
El respeto conlleva darle valor a algo que queremos, es por eso que lo cuidamos y lo respetamos. El respeto se enseña y se gana.
Y va a ser en nuestro día a día, con nuestra paciencia, e incluso con cómo reaccionemos después de no tener paciencia con ellos (porque somos humanos y también fallamos) cuando les enseñemos que les respetamos.
Muchos padres quieren imponer a los niños todas las decisiones, eso está bien cuando los niños no tienen la suficiente autonomía para tomar decisiones, o incluso cuando cuando está en peligro él , o las personas que les rodean (por ejemplo no le vamos a dejar que juegue con un cuchillo) pero les estamos privando de su punnto de vista en muchas ocasiones (un niño puede perfectamente decidir qué ropa pueden ponerse con 3 años). Su opinión también debe ser escuchada y valorada, aunque sean los adultos los que deban tomar las decisiones. Muchas veces escuchándoles sabremos por qué no les gusta lo que les estamos pidiendo y podremos, juntos, poner soluciones.
Los niños crecen y cuando eran pequeños te obedecían a pies juntillas y de adolescentes, con su propio criterio te debatirán e incluso contestarán de forma inadecuada. Y es posible que sientas que te están faltado el respeto.
Cómo puedo enseñarles el respeto a los niños.
Hay dos claves en el respeto.
1- Puedes exigir que tengan respeto a alguien o a algo, pero no será un respeto real. El respeto en si no se puede imponer. Como hemos día antes, se gana. Ya que es la otra persona la que le da el valor para ser respetado.
2- El respeto no se enseña de un día para otro, lleva su tiempo. Si en todas las virtudes la clave es la imitación del adulto, en el respeto más. Es un trabajo de día a día, de verte como reaccionas en tu rutina, en las relaciones con los demás, en la intimidad de casa, en los momento más complicados. En todos esos momentos ellos aprenderán de ti.
NO AMENACES NI HUMILLES. Si tienes que llamarles la atención, hazlo en privado. Para aprender de lo que han hecho no hace falta hacerles sentir mal. Tampoco les amenaces constantemente, si no hacen lo correcto aplicar la consecuencia que habéis establecido anteriormente sin aspavientos. «Si no ha recogido el cuarto no puede salir con los amigos al parque»
Recurre a las consecuencias en vez de los castigos. Las consecuencias están relacionadas con lo que ha sucedido, son proporcionadas e inmediatas (quiere decir que no se realizan dos semanas después). Los castigos muchas veces suelen ser vengativos por que te han hecho sentir más como padre y te ha enfurecido el comportamiento.
NO HABLES MAL DE NADIE. Incluso en la intimidad del hogar, no hables mal de la gente que piensa diferente a ti, se respetuoso también en conversaciones familiares. Son incluso pequeños detalles como hablar por encima de otro cuando no ha terminado de hablar … todo eso es una falta de respeto.
RESPETA TU ENTORNO. El respeto por las cosas empieza por lo mas cerca. Que cuiden los juguetes, si cada vez que rompen uno tiene al día siguiente uno de repuesto no lo valorarán. Que cuiden la casa, también tienen que involucrarse en las tareas para que esté limpia y aseada. Que cuiden la cuidad, ya no hablamos de que no se tiran papeles al suelo, que es obvio, es que si se cae un papel por accidente se recoge.
Eso también va para los adultos, por supuesto, no se tira las colillas del tabaco al suelo ni cascaras de las pipas 😉
RESPETA A LA GENTE. Da igual qué oficio desempeñen, enséñales a tratar a todo el mundo con respeto. Cuando vais por la calle camino al colegio dad los buenos días, desde al barrendero, al portero del colegio o el profesor.
Enséñales a respetar los tiempo. No refunfuñes cuando estés esperando en la cola del súper, las personas mayores van más despacio. Eso también se aplica a los pequeños necesitan su tiempo para atarse los cordones o ponerse la chaqueta.