Hemos empezado el año con mil propósitos en la cabeza y es posible que la mayoría no llegue a Marzo (ya hablamos de eso aquí) pero a mí se me ha metido uno en la cabeza y me gustaría retarte a hacerlo conmigo

Objetivo: Quiero ser optimista

Este año quiero ser optimista. Yo, que soy negativa por naturaleza, quiero sentir lo que es estar la mayor parte del tiempo feliz. Quiero ver el lado bueno de una tarde helada y lluviosa. Quiero ver el vaso medio lleno.

objetivo-optimista

¿Y por qué quiero ser optimista? Porque ver las cosas buenas de la vida siempre es mejor, y porque siempre es más ameno mantener una conversación con alguien que no se está quejando de todo y transmite buen rollo.

Por otro lado, siendo un poco egoísta, los optimistas gozan de mejor salud física y emocional. Varios estudios demuestran que las personas pesimistas son mucho más propensas a las depresiones que los optimistas.

Además las personas optimistas tienen menos ansiedad y se recuperan antes de las enfermedades.

Así que ser optimista tiene muchas ventajas (puedes ver más aquí). Pero para conseguirlo hay que trabajarlo un poco.

Consejos para ser más optimista

NO TE QUEJES. Normalmente lo hacemos sin darnos cuenta pero, piensa un momento … ¿cuántas veces te quejas al día? Tengo sueño, que frío hace, uf! qué calor, qué hambre tengo, cuanto atasco hay hoy, ….  No consigues nada quejándote, así que no lo hagas.

Existe un libro muy interesante llamado: Un mundo sin quejas, que te da las pautas para hacer frente a la vida con una actitud totalmente positiva.

SÉ AGRADECIDO. A menudo no damos las gracias a la gente en el día a día que nos echa una mano. Se empieza a convertir en algo habitual ese pequeño favor que pedimos en su día que ya hemos olvidado que no tendrían porqué hacerlo.

Los abuelos que te llevan al cole a los niños, la mamá que te los recoge cuando llegas tarde, los suegros que se quedan con los niños mientras tú puedes ir al dentista. Lo hacen con agrado, pero aún así deberíamos agradecérselo y muchas veces se nos olvida.

Cuando agradeces la ayuda, valoras mucho más el servicio que te han prestado y no lo tratas como una exigencia.

PIENSA ALGO BUENO QUE HA PASADO EN TU DÍA. Esto es algo que suelo trabajar habitualmente con mis hijos justo antes de irse a dormir.

Siempre ha habido algo bueno durante el día, algo que nos halla hecho feliz. Así a mis hijos les pido que lo piensen y lo pongan en común. Las respuestas de ellos nos hacen ver cómo un pequeño detalle les ha hecho felices y es muy gratificante.

Incluso en un día malo puedes encontrar cosas felices. Un abrazo de tu pareja, un dibujo de tu hijo, la señora del autobús que te ha cedido el asiento cuando te ha visto la cara de agotada que tenías hoy. Siempre puedes encontrar algo bueno.


ser optimista

ESFUÉRZATE POR SONREIR MÁS. No te estoy pidiendo que seas hipócrita y que pase a gustarte todo como si te hubieras tomado una cerveza de más. Más bien estoy diciendo que hagas un trabajo interior para ver las cosas que te suelen molestar y que te esfuerces, no que te fuerces, a sonreír más a menudo.

Hay muchas razones para sonreír más (aquí te dejo unas cuantas) pero la que más me gusta a mí, es que la sonrisa es contagiosa. La sonrisa contagiará tu estado de ánimo a las personas que te rodean y sobre todo es una gran influencia para tus hijos. La sonrisa es algo que se copia con rapidez, y seguro que te devuelven otra sonrisa.

ANTES DE DECIR ALGO NEGATIVO, NO LO DIGAS. Nos encontramos en la puerta del cole con otras madres con las que no tenemos mucha confianza y ¡de algo tenemos que hablar! Pues está demostrado que cuando no sabes de qué hablar empiezas a decir cosas negativas ¡Hoy hace mucho frío! ¡Qué cansada estoy! ¡Qué tarde terminan hoy los niños!, … quejas innecesarias.

Y ahora que ya conoces nuestro objetivo del mes ¿Te unes?

Sabemos que no es fácil, pero también que es tan beneficioso que vale la pena intentarlo.