La agresividad infantil, es un tema que nos preocupa mucho a los padres y madres. Un mordisco a un compañero del cole, una patada a un niño del parque, un tirón de pelos a la hermana, un manotazo y un “eres tonta” a la mamá que llega del trabajo… son situaciones que a más de una nos resultarán cotidianas, ya que a menudo se presentan a lo largo de la crianza de nuestros hijos.

Nos generan mucha preocupación, porque la mayoría de las veces no sabemos el motivo por el que nuestro hijo, tan dulce y amoroso, de pronto ha empezado a pegar, morder, insultar a todo el que se cruce en su camino. Además también nos angustia el no saber qué hacer ante estas situaciones, que a menudo, nos resultan muy molestas, porque nos remueven muchas emociones y quizás nos conecten con recuerdos de la infancia. Incluso puede que nos estén generando algún que otro conflicto con otros padres del cole, del parque… y no sabemos qué hacer, ni dónde meternos cuando nuestro hijo pega, escupe o insulta a otros.

La tendencia general es tratar de erradicar la conducta de nuestro hijo por todos los medios, ya sea sermoneando, castigando, y animando a zanjar la pelea con un besito, con la esperanza de restablecer la paz y que no vuelva a ocurrir. Sin embargo… al cabo de unos días, tu hijo vuelve a pegar, morder… y te das cuenta de que algo no funciona.

¿Por qué mi hijo pega? es lo que debemos preguntaros

Analizar ¿por qué? ¿Qué ha pasado? ¿Cuándo pasa? ¿Con quién? ¿En qué situaciones? ¿Desde cuándo?… las respuestas a estar preguntas nos darán pistas para saber cómo actuar.

Un niño que reacciona de manera agresiva ante los demás, que pega, insulta, muerde… lo puede hacer por infinidad de motivos, que habría que analizar en cada situación concreta.

Un niño que pega puede hacerlo para defenderse. Por ejemplo cuando nuestro hijo escupe a otro en el parque porque le ha quitado “su” pala y “su” cubo, o el que pega una patada a una niña que le estaba tirando tierra encima. Y aunque nos moleste, que un niño defienda sus derechos, su espacio… es una conducta sana.

O también puede hacer como respuesta a un malestar emocional. Por ejemplo podría ser aquel niño que reiteradamente pega en el cole a sus compañeros, sin que medie ningún conflicto, o el que pega o insulta a la mamá cuando coge al hermanito que acaba de nacer.

En todas estas situaciones hay un malestar emocional, ante una amenaza, ante el temor a la pérdida de una necesidad afectiva… que el niño no sabe expresar de otro forma. Aún no dominan el lenguaje y lo expresan todo a través del cuerpo, pegando, arañando…

Si nos quedamos únicamente en la reprimenda, en el “no se pega”, en el castigo, o en el besito, con intención de erradicar la conducta, estamos únicamente poniendo un parche a la situación. Probablemente estemos contribuyendo a que la rabia del niño aumente, sin acompañar su emoción. Pero sobre todo, no estamos profundizando en la verdadera causa que lleva al niño a pegar y por tanto el malestar que la está provocando sigue latente, porque no estamos actuando sobre él, y la conducta probablemente se repetirá. Lo único que aprenderá el niño es a reprimir sus emociones, aumentando su rabia y frustración a sentirse incomprendidos…


Designed by Freepik

Entonces ¿qué podemos hacer ?

Una vez hemos analizado la situación, hemos indagado en el porqué de la conducta, sabemos cuándo ocurre, porqué, con quien… estamos en disposición de plantearnos qué hacer. Habría que analizar cada caso en concreto, pero algunas recomendaciones generales.

  • EMPATIZAR CON EL NIÑO. Con su sentir, con su emoción. Analizando la situación desde mundo. Puede que a nosotros nos resulte una tontería que un niño del parque le arrebate el cubo y la pala, pero es su cubo y su pala. ¿Cómo nos sentiríamos nosotros si un extraño nos quita el móvil?
  • ACOMPAÑARLE EN LO QUE SIENTE. Sin juzgarle, aceptando sus emociones, aunque a veces no nos gusten. Aceptar su derecho al enfado, a mostrar su malestar, comprendiendo que no hay emociones positivas o negativas, que todas son naturales y tienen su razón de ser. Y sobre todo estando ahí. Cuando un niño pega, insulta, muerde… es un síntoma de que algo no está bien, de que hay un malestar emocional… En ese momento es cuando más nos necesitan. Y nos necesitan serenos, de manera incondicional, presentes… sin que les juzguemos, sin castigar, sin ofenderles, sin humillar, sin pegar…
  • PONER PALABRAS A SUS EMOCIONES. “Estas cansado”, “estas enfadado con mamá porque se ha ido a trabajar”, “es difícil compartir los juguetes con tu hermano” “no te quieres ir del parque”… así le ayudaremos a expresar lo que siente sin dañarse a él mismo, ni a los demás. Esto lo logrará con el tiempo, y aprenderán poco a poco a expresar sus emociones, y a canalizarlas sin dañar.
  • FACILITARLE HERRAMIENTAS DE DESCARGA. Es necesario darle alternativas para que descarguen su ira, su enfado, su frustración. Puede que el niño esté viviendo una situación estresante: la llegada de un hermano, el inicio del cole, la separación de mamá, una crianza autoritaria… que les lleva a acumular tensión que descargan en un momento determinado en forma de mordiscos, manotazos, pellizcos. Si no permitimos esta descarga emocional, seguirán acumulando tensión. Es necesario facilitarles herramientas que no les hagan daño ni a ellos ni a los demás. Algunas de ellas pueden ser Pegar a cojines, peleas con churros de piscina, dibujar el enfado, grita alto, saltar…
  • DAR EJEMPLO. Es importante que actuemos con coherencia y no exijamos a los niños cosas que nosotros no cumplimos. No tiene sentido que yo le diga a mi hijo que no se pega, mientras le doy un cachete en el culo, o le castigo sin postre, o mientras lo humillo frente a sus compañeros de cole… Los niños tienden a reproducir nuestro patrón de conducta con otras personas. Hacernos conscientes de nuestras respuestas y de la responsabilidad sobre lo que hacemos, nos sitúa en disposición para empezar a actuar de otra forma con ellos.

<< Ana Isa (del blog Creciendo y Criando), la persona que está detrás de Engumama, un proyecto de acompañamiento en la maternidad y crianza en la etapa de 0 a 3 años, Con el que quiero contribuir a que tengamos maternidades acompañadas, mucho más conscientes, y crianzas más sanas y felices. Soy educadora social y psicopedagoga, especializada en crianza consciente y pedagogías alternativas. Pero ante todo soy mamá de una pequeña de 15 meses, ella es mi verdadera maestra y el motor de todos mis proyectos. >>

Puedes encontrarla en engumama, su FacebookTwitter , Instagram y el Circulo Maternal