Los niños nacen con una gran predisposición a creer en ellos mismos y a amarse tal y como son. Nacen sin prejuicios ni ideas infundadas sobre su persona.

Pero la sociedad, los medios de comunicación, el entorno cultural, la escuela y sobretodo la familia, condicionan, destruyen o modifican lo que los niños piensan de ellos mismos, no permitiendo acciones que pueden realizar desde muy pequeños, como comer solos, subir un peldaño o a una silla.

Lo ideal sería que los padres también tuvieran una buena autoestima, ya que no podemos enseñar amor propio a nuestros hijos si no nos amamos y aceptamos a nosotros mismos.

También sabemos que depende de muchos factores que eso sea así, por eso voy a proponer hacerlo a través de juegos y ejercicios que cualquier madre, padre o familiar puede aplicar.

Pero primero vamos a entender el porqué los niños no llegan a tener una buena autoestima y confianza en ellos mismos.

¿Cómo se vuelve un niño inseguro?

Pues desde la infancia, desde el mismo momento en el que nace ya puede aprender a sentirse seguro o inseguro, todo dependerá de cómo se gestionen varias cosas: El sueño desde que es un bebé, las palabras de aliento (o lo contrario), del entorno cultural, de la escuela, de la familia más directa, los medios de comunicación, pero sobretodo del trato y contacto que tengan los padres con el niño.

Por supuesto un niño puede volverse inseguro más tarde, pero con una buena base difícilmente se deteriorará esa seguridad y confianza.

Por otro lado, una cosa es ser prudente y otra inseguro.

PRUDENTE: Frente a un posible peligro, por ejemplo una escalera, por muy pequeño que sea un niño, vigilará sus pasos. Su sentido de supervivencia ya está bien arraigado desde el nacimiento.

– INSEGURO: Cuando se aleja de su madre (o cuidador principal). Por eso debemos procurar un apego seguro, que básicamente supone atender las necesidades vitales y básicas de los bebé cuando las piden: cuando se despiertan llorando en plena noche, cuando lloran de día por la razón que sea (se ha caído, ha visto algo que le ha dado miedo…), cuando piden alimento, cuando piden brazos y contacto del adulto….

Cuando el niño se encuentra en situación de peligro (que para él sería quedarse solo, el miedo a la oscuridad, la falta de contacto) se despiertan las llamadas conductas de apego. En este caso el niño intentará por todos los medios ser atendido para evitar males mayores, como elevar el cortisol en el cerebro, que podría intoxicarlo.

La inseguridad natural, la que despierta estas conductas de apego, evoluciona sola si no interferimos con nuestras propias inseguridades diciendo frases del tipo: no subas ahí que te vas a caer, no toques al perro q te morderá…

Debemos permitir explotar pero con supervisión: intervenimos, no interferimos.

Inseguridades normales que evolucionan solas:

– No querer dormir solos

– No querer separarse de su madre

– No hablar con desconocidos ni querer que los cojan en brazos

– No querer hacer cosas que pueden considerar peligrosas (tocar a un perro, tirarse por un tobogán…)

Podemos alentar y animar al niño para que lo haga, pero no hacerle sentir mal ni menospreciar la inseguridad con frases del tipo “no tengas miedo”, ”no seas cobarde”, ”si no lo haces…”, “muy mal por no hacerlo…”

NO debemos obligar al niño a actuar frente a una inseguridad ya que podría bloquearle y como consecuencia acompañarle en la adultez.

Si aceptamos esas inseguridades, podemos ayudar al niño a superarlas si persisten en el tiempo, sabiendo ante todo cuando es normal que aparezcan, por ejemplo sería completamente normal que un niño de 20 meses no quiera separarse de su madre, que un bebé de 5 meses no quiera dormir en su cuna o que un bebé llore cuando se le deja solo.

¿Cómo enseñar a un niño a confiar en sí mismo?

Pues la respuesta es bastante fácil: confiando tú en él desde el principio. Y esto se consigue con algunos ejercicios que podemos aplicar día a día y no menospreciando las emociones y sentimientos de los niños, sean cuales sean. Dándole valor a lo que sienten, aceptando lo que son y lo que han venido a hacer.

Ejercicios para elevar la autoestima y la confianza:

  1. LO QUE NOS GUSTA:

Se trata de apuntar tres cosas que te gusten de ti, tres que no y porqué. Tu niño debe hacer lo mismo (si no sabe escribir anotas tú). Este ejercicio promueve la aceptación de los demás e interviene en la inteligencia emocional y la autoestima.

Después de anotarlo, se comenta sin prejuicios cómo nos sentimos con las cosas (las que nos gustan y las que no) y hablamos de cómo podemos cambiarlo o mejorarlo.

  1. ALABANZAS

Cuando tu niño hace un dibujo y viene a enseñártelo muy ilusionado, ¿Qué le dices? ¿“Lo has hecho muy bien”?

El concepto de bien hecho es muy relativo, el niño no intentará ser mejor si alabamos “gratuitamente”, pero podemos sustituir esa típica frase por otra que potencie su seguridad y autoestima: “te sentirás muy orgulloso de ti mismo, ¿verdad?”

  1. DAR RESPONSABILIDADES

Una de las formas más eficaces de transmitir a tu hijo que confías y crees en él es encomendarle alguna tarea. No hace falta que ponga una lavadora un niño de 4 años (que podría), pero hay tareas muy sencillas que, desde los 2 años, ya podemos mandarle hacer.

Por ejemplo, podemos decirle que vaya a la vecina a pedir algo y cuando vuelva recordarle lo necesario que es en el grupo familia. Así promovemos la integración y el concepto de equipo.

  1. POR FAVOR, GRACIAS, LO SIENTO

Cuando pedimos por favor las cosas, nos disculpamos por un error o agradecemos un acto; Estamos valorando y transmitiendo respeto.

Si funciona con los adultos, imagina el efecto que puede tener en los niños. Además de imitarnos en un futuro y hacer lo mismo con sus iguales, elevará su autoestima al sentirse valorado.

  1. ESCUCHA DE VERDAD

Existe lo que se llama escucha activa: no escuchas para esperar a contestar, solo lo hacer por el mero placer de escuchar, sin intención de aconsejar.

Escucha lo que tenga que decirte tu hijo y no aconsejes ni des sermones. Si el niño se siente escuchado siempre confiará en ti para explicarte las cosas y sentirá que su argumento u opinión es importante. Validar sus palabras, sentimientos y emociones ¡elevará su confianza y autoestima muy alto!

Os dejo un breve texto de Bettina Cabana que nos cuenta qué es la autoestima y su importancia:

“Tener una buena autoestima es tan importante como tener un fuerte sistema inmunológico; protege de las adversidades y de las dificultades de la vida, otorgando la fuerza para luchar contra ellas cuando se presentan. La autoestima es conocerse a sí mismo con virtudes y defectos, y tener confianza en la propia capacidad para superar dificultades.

La autoestima es la opinión general que tienes de ti mismo. Se trata de un juicio sobre ti mismo, a la vez que una actitud sobre ti mismo.

Incluye:

  • Por ejemplo “valgo mucho” o “soy competente”
  • Emociones: de orgullo, vergüenza, autorespeto, triunfo…

Si tienes una autoestima alta, tendrás un sentido de satisfacción que viene de reconocer y apreciar tu propio valor, amándote a ti mismo y aceptándote.

Es muy importante para tu bienestar psicológico, para tener relaciones personales sanas y para tener una vida exitosa.

Lo contrario es tener un concepto negativo de ti mismo y es entonces cuando se da una autoestima negativa o baja.

¿Porqué es tan importante trabajar la autoestima en los niños?

Toda percepción y concepto que tienes sobre ti mismo, forma parte de  un proceso de desarrollo. Este proceso comienza cuando eres un niño y se construirá a lo largo de toda tu vida.

De aquí, la gran importancia de que este proceso comience tempranamente. Para ello tienes que ofrecerles a los niños experiencias que le permitirán crear un sentido positivo de sí mismo.

Si un niño tiene baja autoestima tenderá a desarrollar un comportamiento negativo y ansioso, a través del cual se sentirá menos seguro y sensible frente a los demás.

Estas vivencias lo harán más proclive a tener dificultades en su proceso de aprendizaje, en su desempeño académico, e incluso dificultades para crear vínculos afectivos duradero”

Me llamo Mo y trabajo para los niños. Soy especialista en Pedagogía Terapéutica y orientara familiar.  En una sociedad llena de condicionamientos, estereotipos y prejuicios entorno a la crianza, debemos despertar el sentido común y el instinto para educar utilizando los recursos y herramientas que funcionen mejor para cada familia, tratando de ayudar a los niños a través de los padres.

Puedes seguir a Mo en su página web educavida, su Facebook y Twitter.